domingo, 11 de julio de 2010

Cuando los perdedores fueron los mejores

Johan Cruyff, la estrella de la 'Naranja Mecánica'
La 'Naranja Mecánica' pasó a la historia sin necesidad de ganar un Mundial. Perdió dos finales consecutivas, pero su recuerdo permanecerá siempre por encima del que dejaron algunos equipos que sí fueron campeones. Su gran legado es el 'fútbol total', una manera de entender el juego que enamoró a todos.

Johan Cruyff fue la bandera del movimiento que revolucionó el fútbol en la década de los 70. A su lado contó con una generación de jugadores inolvidable formada por Johan Neeskens, Ruud Krol o Rob Rensenbrink, lugartenientes de un grupo amamantado casi en su totalidad en la escuela del gran Ajax. Eran distintos, soñadores y atrevidos. Jans Jongbloed era el portero pero llevaba el ocho y jugaba mejor con los pies que con las manos.

Holanda tuvo la mala fortuna de toparse con dos anfitriones en las dos finales que disputó. La primera ante una RFA mítica en la que figuraban leyendas del fútbol alemán como Beckenbauer, Breitner o Müller. La segunda ante la Argentina de Menotti que utilizó la dictadura de Videla para apuntarse un tanto. Cruyff, en desacuerdo con los criminales, decidió quedarse en casa. Tampoco estaba ya Rinus Michels, el hombre que inspiró al 'Flaco' como entrenador.

Su filosofía es ahora la que intenta mantener viva la selección española ante una Holanda que poco tiene que ver con aquella Naranja Mecánica. Los tulipanes ya no juegan tan alegres ni tan ofensivos, pero están en su tercera final. La primera la perdieron tras adelantarse en el primer minuto de juego sin que su rival tocase la pelota. La segunda, tras una prórroga dramática en la que decidió Kempes. Siempre se ha dicho que el fútbol debe un Mundial a Holanda. Esperemos que tarde en pagarle.

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