Un gol de Antonio Valencia en el tiempo añadido dio al Manchester United un valiosísimo empate 3-3 que le permite sellar su pase a los octavos de final de la Liga de Campeones en un pulso vibrante en Old Trafford ante un cuadro moscovita que, en su era 'post Juande', tuteó con descaro a su anfitrión.
Fue un guión inesperado que pilló con las defensas bajas a la escuadra británica. El United se confió de su situación de líder de grupo. Fue un primer tiempo de vértigo, en el que el once que estrena Leonid Slutsky, y que ha perdido sus últimos encuentros de 'Champions' fuera de casa, tuteó al campeón inglés.
Lo cierto es que hubo acción desde el silbato inicial y esa acción se caldeó al máximo a los 25 minutos pero no al gusto de Ferugson. Fue el CSKA el once que se puso por delante con un golazo de Alan Dzagoyev, que logró quitar de en medio el marcaje del zaguero del United Wes Brown para asestar un golpe imparable al meta local Van der Sar.
Fue un primer y doloroso varapalo para el Manchester, que no tardaba, eso sí, en dar una réplica contundente al contratiempo. Un pase de Valencia que pasó por los pies del portugués Luis Nani puso a Michael Owen el balón en bandeja para que, ahora sí, el ex delantero del Liverpool y el Real Madrid nivelara el marcador.
Pero la noche iba de sobresaltos. Y tampoco le duró ahora la alegría a la plantilla inglesa. El CSKA sacó todo su descaro y demostró a las gradas su poco respeto por este emblemático campo. Apenas unos minutos después, volvía a ser el equipo ruso el que se ponía las pilas y retaba al Manchester, desmoronando de nuevo todas sus defensas. Aunque hay que decir que tampoco estuvo fino Van der Sar, ya que el segundo gol moscovita lo anotó Milos Krasic ante una meta completamente desierta.
Arreón final
El arranque del segundo acto no mejoró la situación para el conjunto de Ferguson, al que le tocó encajar otro golpe del CSKA, firmado ahora por Alexei Berezutsky. Quizá fue la preocupación lo que despertó al entrenador escocés, quien posiblemente comprendió que había llegaba la hora idónea de sacar al siempre efectivo Wayne Rooney, que reemplazó al portugués Luis Nani a los 58 minutos para dar algo más de empuje ofensivo a un equipo que se quedaba sin ideas ante el fútbol de ataque con el que se gastaba su rival.
El meta de CSKA, Akinfeev, volvió a exhibir sus plenas facultades a los 80 minutos con un notable doble paradón a un balón que le envió, primero, Michael Owen y que logró abortar; para frenar a continuación otro disparo del suplente Rooney, que aprovechaba el rechace del portero moscovita. Pero el partido no había concluido. Totalmente desmarcado, Paul Scholes, a pase de Gary Neville, logró sumar otro gol para el United en la recta final. Lo intentaban, pero al equipo se le agotaba el tiempo. La fortuna se alió con el Manchester. Un gol de Valencia, ayudado por Georgi Shchennikov, dio al United el valiosísimo empate.
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